¿Arañas trepadoras en las fábricas de montaje de aeronaves?

Se encuentran en las modernas líneas de montaje de aeronaves. Pueden tener el aspecto de arañas trepadoras, simular a la perfección los movimientos de un brazo humano, e incluso recordarnos a personajes de películas de ficción como Wall-E, o Cortocircuito. Se trata de las últimas tendencias en robótica aplicadas a la industria aeronáutica.

El pasado 27 de noviembre, la Asociación Española de Robótica las reunió en el salón de actos del CDTI en Madrid.

Fotografía: Robot trepador FATRONIK

La Asociación Española de Robótica aer-atp organizó el pasado 27 de noviembre en el salón de actos del CDTI en Madrid, la jornada especializada en robótica aplicada a la fabricación aeronáutica AERO-ROBOT (ver programa, en pdf).

Expertos de las principales empresas y centros tecnológicos dedicados a la robótica analizaron la evolución de la automatización en el sector de la fabricación aeronáutica en los últimos años.

La jornada se dividió en cuatro bloques de conferencias. Los dos primeros se centraron en las experiencias de centros tecnológicos europeos y empresas especializadas en los procesos de fabricación de aeronaves. Los dos últimos bloques trataron casos prácticos en automatización de montajes industriales, y el apoyo institucional a programas I+D en la aeronáutica española.

Los conferenciantes mostraron aplicaciones de muy alto interés. Desde robots trepadores portátiles capaces de realizar las operaciones de taladrado de precisión requeridas en el ensamblaje de aeroestructuras, hasta líneas flexibles de montajes de alas, pasando por células de inspección mediante visión artificial, o líneas automatizadas de taladrado y remachado de componentes aeronáuticos.

La vieja concepción del montaje casi artesanal de aeronaves deja paso a las modernas células y líneas de ensamblaje, que comienzan a recorrer el mismo camino que hace décadas inició la industria del automóvil.

Para los interesados en estas aplicaciones, se puede encontrar más información en la web del CDTI

Artículo enviado por Rubén Carvajal Vázquez